LA CODICIA, VINCULO QUE LOS UNE

La aprobación de la Carta Democrática, decretos presidenciales de envío de medicamentos, alimentos para el pueblo de Venezuela y residencia temporal a los venezolanos en condiciones migratorias irregulares (refugiados), ¡todo esto, en manos de los mismos actores políticos.!

En la actualidad el pueblo de Venezuela, experimenta, entre muchas otras, dos situaciones importantes de analizar y comprender:

La primera se refiere, a una de las mayores diásporas de la historia, en donde en muchos casos, los que están fuera del país  – Venezuela -, llegan a otros países y se establecen en condiciones irregulares (sin visa o sin residencia), en otros casos, con la suerte de una segunda nacionalidad, tienen una condición legal de residencia o ciudadanía (solo se establecen), pero en ambos casos, luchan por la ardua tarea de conseguir un lugar donde empezar de nuevo, desarrollarse como individuo, me refiero a un trabajo, poder comer y tener un techo donde dormir (REFUGIADOS).

 La segunda se refieren a los que viven en Venezuela y tienen hambre, miedo y desesperanza, producida por la escases de productos y la corrupción, la delincuencia que cada vez cobra más muertes a la población venezolana, generado entre otras cosas,  por los problemas socio-económico, los asesinatos y otros delitos violentos que aumentaron en Venezuela durante el 2016, según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), la cual señaló, que el país registró 28.479 asesinatos este año, una cifra que supera los 27.875 casos documentados en 2015 y que arroja un índice de 91,8 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Mientras esto ocurre, ante los ojos del mundo y de los representantes políticos de los países, (con contadas excepciones) burocráticamente hablan de Venezuela y repiten lo que comunicacionalmente el gobierno ha querido transmitir, es decir, se refieren a una crisis política o que Venezuela está políticamente divida, todo ello con la finalidad de mantener la comodidad de sus favores y alimentar lo que verdaderamente hay en sus corazones – Codicia-, olvidándose que son servidores públicos y mundialmente serán recordados por lo grande o miserables que han sido antes esta situación.

Indolentemente, no son capaces de reconocer, aprobar y actuar a favor del pueblo, que son los que sufren la opresión, antes señalada, pudiendo realizar cualquiera de estas tres acciones: impulsar o activar la carta democrática; enviar comida y medicamentos al pueblo de Venezuela, al mismo tiempo, en que generan un procedimiento especial de residencia temporal por razones humanitarias, a los venezolanos que se encuentran en sus países, en condiciones migratorias irregulares (refugiados). Al margen de todo esto, quedaría preguntarnos, por aquello de los negocios internacionales y favores intergubernamentales;  ¿será que los mismos que niegan la existencia de la crisis humanitaria que muestra el pueblo de Venezuela al mundo, son los mismos que le venden los alimentos, medicamentos y reciben grandes favores?

Todos los actores políticos, influenciados por ese vinculo – La Codicia -, han quedado al descubierto con los casos relacionados por los actos de corrupción de la empresa Odebreth. Lamentablemente, esa especie política – algunos de ellos – son los que deben levantar su voz y su mano, para determinar si aprueban o no la Carta Democrática para Venezuela, ellos son los mismos que establecen en su país de origen, si es procedente o no,  el envío de medicamentos, comida y autorizan  por decreto (Residencia Temporal) de regulación de condición migratoria para los venezolanos, que han tenido que salir del país, huyendo del hambre y la miseria,  a causa de la opresión.

Es necesario madurar como sociedad civil, analicemos estos cuatro puntos y hagamos la pregunta ¿en manos de que actores políticos,  se encuentran estas responsabilidades?:

  1. No permitir más derramamientos de sangre en el mundo, preservar la paz, el cumplimiento de valores democráticos y que se respeten los derechos humanos;
  2. Deber de cumplir y hacer cumplir la constitución y las Leyes, especialmente aquellas que previenen o erradican la corrupción;
  3. Crear los mecanismos legales para recuperar los activos provenientes de la corrupción;
  4. Aplicar políticas públicas coherentes para impulsar el desarrollo.

El resultado para Venezuela, es evidente; secuestro económico (control de cambios desde el 2003), hambruna, falta de medicamentos, sanciones internacionales para altos funcionarios de gobierno, silencio caso Odebreth, violación sistemática de los derechos humanos y Diáspora, entre otros. Ante la necesidad del pueblo, que se manifieste la verdad y se haga justicia, el recurso que aplica el gobierno venezolano, no es la activación del derecho constitucional de revocatorio al mandato presidencial, el cual fue solicitado por todo un pueblo, a viva voz durante más de un (1) año, sino el de legitimar a los partidos políticos, mientras tanto estos últimos, siguiéndole  el juego al gobierno, movilizan gente y llenan requisitos, pero quienes buscan, por ejemplo; que sus homólogos congresistas regionales o ideológicos, Centro y Sur América, conozcan en mayor detalle la situación del pueblo venezolano, con ocasión  al informe de Almagro y la activación de la Carta Democrática.

Por otra parte, revisando mi Biblia encontré en el libro de 1 Timoteo, capitulo 6, versículo 10, que dice lo siguiente:

“porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (RV-1960)

Al fin y al cabo, que cada quien realice sus propias conclusiones y como dijo el gran jurista Ulpiano, refiriéndose al termino justicia; “Es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”.

En consecuencia, hay que sacar del corazón del hombre, ese vinculo – La Codicia – que ha unido a los actores políticos (Presidentes y altos funcionarios de gobierno), sobre todos los regionales, a cambio de la pobreza, miseria y la dispersión de su pueblo, no hay un solo país en la región que no sufra de estos males, todos en mayor o en menor medida, solo que el de Venezuela es el reflejo de su máxima expresión.

De todo esto, resulta necesario admitir, que nos corresponde a todos los venezolanos y a la sociedad civil de forma organizada, revertir además de los padecimientos ya mencionados, el imperio de la violencia en nuestras calles, la cercanía de la muerte en cada lugar del país, visibilizar aun más, los golpes de la arbitrariedad en el ejercicio de la función pública y acabar con el predominio de la hostilidad y la hegemonía de la desolación planificada.

Dios Bendiga a Venezuela y a todo su pueblo.

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